8 de Marzo, liberarnos del sistema, combatir la opresión

8 de Marzo: liberarnos del sistema, combatir la opresiónEste año el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se enmarca entre dos acontecimientos que a nivel político nos afectan especialmente a las mujeres: la crisis económica y la tramitación de la nueva ley sobre el aborto. La opresión de la mujer tiene múltiples aristas, es un puzzle complejo y enorme donde cada pieza merece una reivindicación concreta: violencia de género, sexismo, discriminación laboral y precariedad, derechos sexuales y reproductivos, trabajo doméstico… El contexto actual pone en el centro del análisis las consecuencias de la debacle económica global así como, especialmente en el Estado español, el derecho a decidir de la mujer sobre su cuerpo, prioridades de un combate que se extiende a cada día.

Es habitual escuchar hoy en día cómo la crisis económica y el paro afecta mucho más a los hombres que a las mujeres trabajadoras. Los sectores en los que más se visibilizan despidos y EREs son los habitualmente ocupados por hombres, sin embargo, aunque es cierto que lamentablemente las tasas de paro se están igualando, partimos de que el nivel de ocupación de la mujer es mucho más bajo. Es importante matizar este discurso ya que valorar la gravedad de la crisis únicamente por el paro masculino, puede potenciar la visión de que el trabajo de la mujer es “secundario”.

Las mujeres padecen la subocupación y la discriminación en el trabajo. Y si eres joven o inmigrante, la precariedad se triplica. La crisis empeora en mucho la situación: prestaciones por desempleo más bajas, horas extras mal pagadas en trabajos precarios o despidos legalizados gracias a los contratos temporales. Por si todo esto fuese poco, el trabajo doméstico sigue cayendo sobre las mujeres con la connivencia de ciertos sectores de la sociedad y del gobierno, que habla más de la igualdad como folclore que como meta real. Estas situaciones de máxima debilidad económica ponen a las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad en un pozo sin fondo: las situaciones de maltrato empeoran con la dependencia económica.

Por si fuera poco, los debates sobre la refundación del capitalismo se empiezan a materializar con un aumento de las privatizaciones y los recortes sociales. El rol asignado a la mujer como cuidadora se recrudece cada día más con la crisis. El Estado español tiene el gasto público en guarderías más bajo de toda la UE y la falta de presupuesto en hospitales, educación o medidas específicas como la Ley de la Dependencia, advierte que el Estado dejará una vez más y con más impacto el peso del cuidado sobre los hombros de la mujer trabajadora. La lucha de la mujer ha de ser hoy más que nunca profundamente anticapitalista; las luchas de la clase trabajadora y contra las privatizaciones han de reivindicar los derechos de la mujer. Tiene que ser una reivindicación específica en todas las campañas, plataformas y luchas en las que nos encontramos todos los y las anticapitalistas.

Derecho al propio cuerpo

El PSOE jugó en su primera legislatura a las reformas sociales, y jugó los derechos de tosas las mujeres. Si bien muchas medidas han supuesto un avance, la realidad es que no llegan a materializarse. Ni la Ley Integral contra la Violencia de Género ni la Ley de Dependencia han podido llevarse a cabo por falta de financiación ni formación adecuada. Y salió a la palestra la voluntad de conseguir una ley sobre el aborto que bebiese de las más progresistas de Europa, según Zapatero. Al tiempo, el PP, la Iglesia y las fuerzas represivas del estado han criminalizado y perseguido a las mujeres y profesionales relacionados con la práctica de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, llegando incluso a asediar a las mujeres en sus domicilios o a celebrar misas en la calle ante las clínicas donde se practican abortos, algo que en Barcelona estamos combatiendo cada mes junto a otros colectivos e individuos.

Después de utilizar electoralmente la cuestión, se han creado muchas expectativas y se han revitalizado consignas que el movimiento feminista popularizó durante la Transición y desde 1985, cuando se tramitó la ley actual. El pasado 8 de marzo, la despenalización del aborto fue la reivindicación mayoritaria en muchas manifestaciones y se han realizado acciones de todo tipo así como formado campañas plurales que piden la despenalización, como la “Campanya per l’Avortament Lliure i Gratuït” de Barcelona, donde participamos como En lluita. Una reforma de ley que es muy necesaria y que se está mostrando frustrada con las primeras informaciones que nos llegan, explicitadas por el Comité de Expertos del Gobierno y la Subcomisión del Congreso.

Lo que se adivina de la nueva ley muestra que se sigue sin reconocer el derecho a decidir de la mujer sobre su propio cuerpo. Aunque se elimine el artículo 145 del Código Penal, el aborto sólo es libre hasta las 14 semanas (puede que se alcancen finalmente las 16), lo cual deja a un 10% de las mujeres que han de abortar sin poder decidir. De las 14 a las 22 semanas hay una serie de indicaciones que, de una parte, siguen tutelando a las mujeres y, de otra, muestran que la despenalización no es tal. A partir de las 22 semanas el aborto no sería legal ni bajo los supuestos de riesgo para la madre, físico o mental, o en el caso de una malformación fetal grave, algo que supone un grave retroceso respecto a la ley actual. Las mujeres que quieran abortar seguiran dependiendo de médicos o psicólogos, situación que infantiliza a la mujer y le impone una tutela sobre sus derechos sexuales que trata de ser ejemplarizante para el resto de reivindicaciones.

Es cierto que se muestran algunos avances, como la intención de desarrollar medidas sobre el acceso a los métodos contraceptivos, potenciar la educación afectivo-sexual obligatoria, regular la objeción de conciencia de los profesionales o la posibilidad de decidir a partir de los 16 años. Si embargo, la falta de financiación puede minar todas estas medidas, como vienen demostrando las recientes reformas del PSOE, además de que el segundo eje fundamental para garantizar este derecho es la gratuidad y su práctica en la sanidad pública, algo que en ningún momento se nombra.

Aunque no conocemos todavía la propuesta de ley, todo indica a que será una ley insuficiente y que responde a la intención de contentar a la ultraderecha al tiempo que el gobierno del PSOE habla, falsamente, de despenalización. Es momento de tomar posiciones, y por eso desde En lucha/En lluita reclamamos el derecho al aborto libre y gratuito durante todo el proceso de gestación, sin límites ni tutelas, y todas las garantías del estado para que se pueda realizar en la sanidad pública y en una sociedad en la cual se potencie y garanticen los derechos sexuales y reproductivos, el acceso a la anticoncepción, así como la formación de profesionales de la sanidad. Durante los próximos meses es más importante que nunca que defendamos este derecho, en la calle, en nuestros puestos de trabajo, en nuestros debates diarios…

Las mujeres decidimos, la sociedad se solidariza, el estado garantiza. Por que sin libertad sexual no hay libertad política.

En lucha/En lluita

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